LOS
ORISHAS GUERREROS
(Primera parte)
Este conjunto de Orishas tiene
como misión defender y cuidar a la persona que los recibe y a su casa. En
determinados casos su acción espiritual puede ampliarse a un círculo mayor pues
Elegguá todo lo puede. Estos Orishas también pueden abrir el camino hacia el
bienestar que se ha dado por ashé (gracia, don, poder) que cada quién posee o
se reciba.
Los Orishas Guerreros son
Elegguá, Oggún, Ochosi y Osun.
Elegguá:
es hijo de Obbatalá y Yemayá Yema y aunque usualmente se le representa como niño,
aunque en muchos de sus avatares suele ser adulto o hasta viejo, se le considera
el más temible de los Orishas, es el dueño del destino, abre las puertas de lo
bueno y lo malo, su acción es representada por lo inesperado, los cambios
radicales y caprichosos de la vida, es un Orisha bromista e imprevisto.
Emboscado en cada camino dispone de nuestra vida en cada momento. Abre y cierra
los caminos y las puertas, las del cielo y de la tierra a dioses y mortales y
trae y lleva a su antojo la suerte y la desgracia, por eso es tan esencial
recibir y atender a Elegguá.
Elegguá es el primero y más
importante de los Orishas guerreros y sin él nada en esta religión puede ser
recibido. Él es el mensajero de Olofi (Dios o ser supremo que creó el universo
y repartió su ashé entre los Orishas para que gobernaran el mundo) y es también
espía y mensajero de los dioses; por su carácter de niño revoltoso siempre está
dispuesto a alguna travesura. Es el primer orisha cuyo favor debe obtenerse pues
por mandato divino nada sucede en ningún plano de la vida sin su
consentimiento, sin embargo obtener su aprobación no suele ser tan difícil pues
se caracteriza por la glotonería.
Elegguá está en todas partes
acechando, guarda las encrucijadas, está en las 4 esquinas, en la puerta de la
casa, en las sabánas, en el monte y lo podemos encontrar en cualquier lugar; él
se mete en todo pudiendo enredar una situación y ponerlo todo al revés ya que
puede lo mismo contrariar lo planes de los hombres o de las divinidades.
Es el primer Orisha que por
mandato divino primero debe ser ofrendado o alimentado (absorbe el espíritu de
los alimentos) el día de los sacrificios, es el primero a quién se saluda
después de los egguns (espíritus de nuestros antepasados difuntos) y el primero
a quién se le agasaja en toda ceremonia Yoruba para evitar con esto las
complicaciones que motivarían su descontento.
La leyenda señala que una
vez Olofi fue curado por Elegguá de una grave enfermedad y le dijo: “pídeme lo
que quieras muchacho”, Elegguá en ese tiempo conocía la miseria le respondió
“comer antes que nadie… y que todos se me pongan en las puertas para que me
saluden a mi primero”, “Pues así será dijo Olofi y además lo nombró su mensajero
diciendo “ Siendo tu el más pequeño y mi mensajero serás el más grande en la
tierra y en el cielo. Sin contar contigo nunca será posible hacer nada”.
Como su función es la de
guardián y mensajero nunca se le deja sin comer para que se sienta a gusto en
la casa y no la deje para salir a buscar afuera lo que le hace falta aunque
tampoco conviene tenerle demasiado satisfecho pues se acomoda y ya no trabaja,
Elegguá así encarna el espíritu delicado de la fortuna con lo susceptible y
esquiva que puede llegar a ser.
Es tomador de aguardiente y
fumador, se le representa con los colores rojo y negro (vida y muerte), su número
es el 3.
Elegguá como acción espiritual tiene
muchas formas de manifestarse o actuar (caminos), el Elegguá de la casa está
para el bien, pero en su condición general de ESHU puede hacer mucho daño
derivado de la naturaleza transformadora de su esencia que mediante inducir las
complicaciones en la vida humana lleva al hombre a buscar la solución para
enmendar su camino y seguir el que le corresponde a su verdadero ser.
Elegguá es uno y todos los
Elegguás a la vez, o sea, resume en si todos los poderes y facultades atribuidas
en sus 21 caminos principales.
Elegguá siendo el principal
de los Orishas Guerreros que reciben los creyentes para su protección y de la
casa, es el encargado de velar por su dueño, ayudarlo a abrirle todos los caminos
pero también deberá recibir la atención adecuada.
Elegguá es un Orisha que se
recibe y también se hace o se corona.
Desde una perspectiva científica
podríamos afirmar que Eshu- Elegguá (el que tiene el poder de transmutar o transformarse),
representa la Energía
primaria de que está compuesto el universo y como es sabido, la energía no se
crea ni se destruye, de ahí provienen la diferentes definiciones o representaciones
de esta deidad, unas veces como niño, otras como adulto o viejo. Elegguá
representa la energía que produce el movimiento y sin movimiento no hay energía
para ejecutar las transformaciones, así vemos que nada sin Elegguá puede
existir desde una base de la física cuántica, Eshu es la energía desplazada entre
lo positivo y negativo y de esta energía dual está compuesto el universo, la
que ejecuta las transiciones dinámicas de un elemento a otro, de una dimensión
a otra; estas transiciones implican el desarrollo. Así, ESHÚ-ELEGGUÁ la deidad
Yoruba que abre y cierra los caminos es el Alfa y el Omega, el principio y el
fin, es el todo y sus partes, es la energía que se desplaza entre la materia y
la antimateria, es por ende el mensajero de la creación misma, de la materia.
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