Son
muchas las razones por las que una persona se decide a iniciarse en algún culto
de las Religiones Afrocubanas, es raro aquel individuo que sea obligado desde
el núcleo familiar a practicar alguno de estos ritos, las más de las veces el
individuo cuando adulto toma la decisión aún que haya sido fogueado en ese
ambiente desde pequeño de seguir rindiendo culto a los dioses Africanos. Pero
es cierto que la gran mayoría de personas profesan alguna creencia de este tipo
atraídos por el folkor mágico que las envuelve o arrastrados por grandes
problemas o necesidades que solo un Santero, Babalawo o Palero es capaz de
solucionar.
Es
triste ver hoy en día que independientemente de cuáles hayan sido los motivos
que tuvo una persona para iniciarse, le sea negado el conocimiento para su
crecimiento, hoy en día escasean los
Mayores que tengan la devoción de enseñar a sus ahijados sus conocimientos,
negándoles la posibilidad de crecer religiosamente y sobretodo fomentando la
charlatanería. Muchos mayores tienen el temor que los ahijados aprendan pues
temen que les quiten a sus “clientes” o se vuelvan más grandes que ellos. Ese
temor ha fomentado la desinformación religiosa, ha creado mitos infundados y ha
dejado un legado de mentiras que perjudica no solo a sus ahijados y a quienes
se atienden con ellos, sino a la religión en si.
Mayores
Babalawos, Iyaloshas, Babaloshas, Tatas y Yayis, recordemos que los grandes personajes que marcaron el rumbo de
estas religiones se hicieron de nombre gracias al gran legado que les dejaron a
sus ahijados quienes a su vez supieron agradecer los grandes conocimientos
heredados de corazón engrandeciendo el nombre de sus padrinos.
Los
ahijados por su parte, cuando sienten la vocación religiosa o cuando haya sido
marcado ese camino por sus mayores tienen la obligación de aprender, de
procurar las palabras y compañía de sus mayores, porque nadie nace sabiendo. La
mejor escuela religiosa está en casa de los mayores, asistir a eventos religiosos,
fomentar las reuniones con los padrinos, aprender a escuchar, a respetar, tener
nuestro Orí dispuesto al conocimiento
y entender que para ser un buen mayor
hay que aprender que primero debemos ser buenos ahijados.
Siempre
habrá una casa religiosa donde se este dispuesto a enseñar al que tiene hambre
de conocimiento porque las religiones Afrocubanas tienden a subsistir a
pesar de los pesares y evolucionar, el conocimiento está repartido. Siempre
habrá un maestro para un alumno y el maestro es el que se lleva el título aún
después de la muerte seguirá siendo honrado.
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